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Lápiz de Labios


La Señorita Green

Como cada mañana, la Señorita Green, mi propietaria, se levantó, se lavó y se maquilló.
El día comenzaba normalmente.
Delante de su espejo, la Señorita Green me hacía deslizar lentamente en sus dulces labios. Soy de color rosa y desde que Martha me tiene, no puede privarse de mí para poner más en valor sus bellos labios.
Saliendo de su casa, sintió la frescura de la ciudad. Era un día de invierno. Estaba en su saco pero también en sus labios. Desde un tiempo, la señorita Green se maquillaba más frecuenmente. Había hecho un encuentro en su trabajo. Benjamin Newton era un hombre encantador de aproximadamente veintisiete años. La Señorita Green estaba cada vez más pintada.
Llegando a su trabajo, se precipitó a los servicios para aplicarme de nuevo en sus labios. Volvió a su escritorio esperando verle. Eso duraba desde cuatro meses ya. Le esperaba y lo sentía
Cada vez que le veía , sentía sus labios tremblar dulcemente.
A mediodía, me desprendía de sus labios a medida que comía. El desayuno terminado, me sacó de su bolsa para maquillarse de nuevo. La esperanza de ver a Benjamin se hacía además cada vez más dificil. La boca de Martha se pellizcaba, me sentía triturado entre sus dos labios.
Esperó hasta las tres, el momento en que Benjamin pasó delante de ella. Pero esta vez, se detuvo delante de su escritorio, la miró y le sonrió. Comenzó a irse y después, se volvió súbitamente para hablar con ella:
" -Martha, ¿qué haces esta noche ?
-Oh, nada especial
- ¿ Quisieras salir al restaurante conmigo ? "
El corazón de Martha palpitaba a cién por hora.
" Sí, sin problema "
Le dio su número de teléfono para que Benjamin la llamara antes de ir a buscarla.
La noche llegada, volvió a su casa toda animada . Tardó una hora antes de escoger su traje de noche y el maquillaje que iba con su vestido. Me tomó y me aplicó varias veces en sus labios para estar segura que sería vistoso. Benjamin telefonéo y treinta minutos después, la campanilla resonó.
Durante toda la cena, Martha estaba tímida y excitada a la vez. Me iba poco a poco de sus labios pero puso de nuevo una capa de mí antes de irse del restaurante mientras que Benjamin estaba pagando la cuenta. De retorno a su casa, Martha invitó Benjamin a entrar. Estaban hablando con esta mirada que tienen los jóvenes enamorados. Una parte de mí estaba en su saco y la otra en sus labios. El último momento del que me acuerdo de esta noche fue cuando posó sus labios en mí y me tragó suavemente como para probar mi frescura perfumada…

Moea

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