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Novelas Policíacas

Los amigos y los enemigos.

Estoy rendio, extenuado. Toda la noche había festejado el año nuevo 2002, con mis amigos !Qué fiesta!.
Esta mañana las tiendas están cerradas. Sydney duerme, se recupera de los excesos. Se diría que la ciudad está paralizada, petrificada paralizada como una postal.
Los australianos desiertan de las calles. Todavía duermen. Los unos empapados en alcohol ; Los otros duermen más tiempo que de costumbre, por pereza o para saborear mejor el día festivo.
Me hubiera gustado dormir también. Sin embargo, el deber me llama. Mi agencia de detective debe estar lista a responder a los contratos eventuales. A decir verdad y para ser honesto, necesito dinero.
Son las 10:24 horas, hace una hora que estoy aquí, sentado en mi sillón, los pies sobre el escritorio, la mirada perdida, observando los muros amarillentos, casi mugrientos.
La falta de sueño se siente. Después de cuatros tazas de café, todavía no que había ningún cliente, había que preveerlo.
El hambre me mata ya. Por suerte, el restaurante chino estaba abierto, será el único de todo Sydney.
De hecho, no es cuestion de suerte sino de voluntad. Es voluntad del patrón. Un hombrecillo que trabaja todo las diás que sea feriado o no. como yo necesita dinero. De hecho, todos necesitamos dinero. Incluso los ricos búscan todavia tener más y más dinero.
Al dirigirme hacia el restaurante, me llamó la atención dos policías. No lejos del río "Poor Water".
Intento abrirme camino entre la muchedumbre de curiosos, no muy numerosa,por cierto, pero determinada a no dejarme avanzar más. "Me llamo Mac.Hammer" y añado "Investigo!. Entonces .....!Apártense!"
Policias impiden el acceso como de costumbre. Por suerte vislumbra el Capitán Pedro, un amigo mejicano, un verdadero amigo.
El tipo de paco que conoce las realidades de la vida y las desgracias de la humanidad. Le hago señas.
En el suelo había un cuerpo, quizás sea el de un joven de 25 años; es de raza blanca. No sé por que pero tengo la impresión que era un turista. El olfato del policía incluso me dice que era un Francés. "¿De que murió ?". "ni idea!" contestó el Pedro haciendo señas a los choferes de la ambulancia de recoger el cuerpo.
Las escenas macabras deberián cortarme el apetito, pero después de 35 años de experiencia uno termina por acostumbrarse, como se dice y la cocina china me encanta.
De regreso a la agencia, me saqué la chaqueta azul marino y apenas acababa de desplomarme en el sillón, golpean a la puerta. ¿seria un cliente serio o un marido engañado ?. Era una cliente. Una joven rubia. El tipo de mujer por el cual uno se desmorona sin vacilar.
Le pregunto lo que la atrae. Ella se limitó a sacar una foto de su cartera. Adiviné su intencion. Ella iba a pedirme que le encontrara al joven de la foto. Un caso banal. La rutina en cierto modo, la historia de un o dos dias. Era efectivamente su marido a quien me encarga de encontrar. Ella precisó con voz angelica que acababan de casarse, hacia, de esto, dos semanas.
Al tomar la foto, reconocí de inmediato al hombre, encontrado cerca del río. ¿Cómo anunciarle la noticia ? el mejor método, me decía mi padre, era decirlo francamente.


Mi padre agregaba a menudo que la franqueza atrae el respeto y la mentira la desconfianza. El decía esto como si fuera la palabra bíblica mientras que era seguro que nunca había leído el santo libro.
Le anuncié, pues sin rodeos la triste noticía. Para mi gran asombro, lo tomó bastante bien. Me confió que su esposo salía, a veces en plena noche y sólo aparecía de nuevo dos días después.
Se quedó un momento inmóvil, reflexionaba sin aparentar emoción. Finalmente me pidió que le sobre la muerte de su esposo. Acepté.
El único indicio que me dio,era que a su marido le gustaban las mujeres; esto no parecía molestarla. Era también aficionado al buen vino.
¿Qué más? . Su profesión le era desconocida. Antes de irse me dijo:"Pasaré a la comiseria, para identificar a mi esposo....". Por mi cuenta, empecé la ronda por las discotecas.
Las chicas que viven de noche, conocen muchas cosas sobre los maridos vagabundos. Pero aquella noche la suerte no me sonrió. Solo me quedaban dos clubes nocturnos. Por casualidad en el último, me enteré de que había sido visto hacía tres días, con cuatro hombres. "se fueron en limusina", se acuerda una camasera a quien le pase 20 dólares. Otro detalle, al día siguiente, el jefe de la policía me informó que la mujer del cadáver de "Poor water", había venido y que mentía sobre la identidad de su esposo.
Pero, "Por qué ha mentido", me Pregunté. Ni idea!. "A ti te toca descubrirlo, tonto de remate", concluyo.
Siempre termino por encontrar. La tenacidad, es lo que le falta a los jóvenes. De una cosa a otra y de una limusina en otra, aqui estaba delante de una casa blanca. La propiedad era inmensa con jardín, con piscina, con cancha de tenis. El propietario el Señor Sánchez, me recibió en su salón.
"¿Quien es usted?"; exclamó desde un principio "detective, es más que un oficio una pasion" contesté, esto parecia perturbarlo.
Acababa de tocar un punto sensible. En cuatro palabras, le expliqué el por qué de mi visita. Contestó no sé qué de común. Sabía que conocía el hombre de la foto. La intuición para decirlo asi. Habia algo en el de mesquino, de perfido, de demasiado honesto. Lo vigilaría de noche y de dia, si fuese necesario, pensé. Apenas dos horas más tarde, Pedro llego a la mansión. Parecía nervioso. Desde mi coche, lo observaba en plena conversacioón con el proprietario. Discutieron, se amenazaron a lo mejor. ¿Estaría Pedro implicado en esta historia sordida ? él Paco, mi amigo. Encendí un cigarillo aunque había dejado de fumar hace semanas. Temí que me entendiera. Solo necesitaria una hora más y seguir sencillamente a Pedro por Sydney hasta que se juntara con la linda viuda en un café para tener la convicción de que la suerte del infeliz hombre solo era un asesinato común. Un homicidio cometido por un amigo. ¡ Ah ! el amor ! . el guion clásico. El amante mató al marido. Desde entonces, me enteré de que Pedro y su querida habían logrado huir al sur de América. Pero esto es otra historia.

Jonathan Durocher 203

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